La humanidad se resiste a reconocer a la salud como un derecho universal, fundamental. En tiempos de crisis por un coronavirus de recién descubrimiento lo confirma y lo sentencia.
Ciudad de Guatemala, 04 de junio del 2020. El 22 de julio de 1946, se constituyo la Organización Mundial de la Salud a través de la firma de su carta constitutiva. En ella recogía la aspiración “El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social”. A casi 75 años desde ese momento histórico, la humanidad sigue soñando con el acceso a la salud con calidad y calidez.
Un nuevo coronavirus clasificado como Síndrome Respiratorio Agudo Grave, o SARS-COV-2 descubierto en 2019 y renombrado coloquialmente como COVID-19 hace estragos en el mundo entero. Al escribir estas líneas, acorde a información de la Organización Mundial de la Salud, 6.5 millones de humanos lo han contraído y suman ya 382,000 muertos en todo el mundo. América Latina es desde finales de mayo, el epicentro de esta tormenta sanitaria.
Guatemala, con procesos de confinamiento desde marzo 2020 y con un sistema de salud a punto de colapsar, y que, se encuentra en un proceso de plena escalada de la pandemia. Al 03 de junio de 2020, según datos del mismo Gobierno de Guatemala, 143 personas fallecieron a consecuencia de la epidemia y ya suman más de 5,760 personas las contagiadas en el país.
Y en ese entorno, el sistema de salud, tan precario, inicia una debacle silenciosa que lastima y pone en riesgo a las poblaciones más vulnerabilizadas, entre ellas la de mujeres trans. Y es que con COVID-19 o sin el, el servicio de salud tan exiguo, tan carente y tan débil, se estrecha un poco más al punto de la nada. Se amanece este 04 de junio de 2020 sin la atención en centros de salud del área metropolitana. En especial los centros de la zona 1 y zona 3 capitalinas. ¿Cómo estará el servicio de salud en el área rural del país? Y así sin más, en medio de una pandemia atemorizante, en un país sin compromiso con la salud de su pueblo y sin visos de esperanza, de golpe, los servicios de salud YA NO ESTAN por falta de pago, por burocracia, por huelga, por desidia, por falta de compromisos políticos de un gobierno preocupado de explotar la nueva epidemia a su favor sin impórtale la vida de sus ciudadanos.
Como mujeres trans organizadas en la Organización Trans Reinas de la Noche: OTRANS-RN, la Red Nacional de Personas Trans en Guatemala: REDTRANS-GT y la Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans: RedLacTrans, DENUNCIAMOS que sigue sin cubrirse la salud primaria y que las afecciones que padecemos, no son atendidas y bajo el mandato de personas tan poco humanas Hugo Monroy, flamante Ministro de Salud o de Elizabeth Quiroa, viceministra técnica Administrativa del mismo Ministerio, seguiremos así por tiempo indefinido. Cansadas de incidir, de esperar, de proponer, alzamos una bandera blanca al aire de las redes sociales y proferimos a una voz: LA SALUD NO ES UN PRIVILEGIO, ES UN DERECHO UNIVERSAL.
6ª. Avenida 11-43 zona 1, Edificio Pan Am Oficina 401, Cuarto Nivel
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